jueves, 16 de abril de 2015

Comentario de texto. "Manuscritos..." Textos 8-12


8) Es fácil ver la necesidad de que todo el movimiento revolucionario encuentre su base, tanto empírica como teórica, en el movimiento de la propiedad privada, en la Economía.

Para superar la propiedad privada no solo basta negarla empíricamente, sino también teóricamente, para lo que es necesario realizar un análisis económico profundo del funcionamiento del capitalismo.

9) Esta propiedad privada material, inmediatamente sensible, es la expresión material y sensible de la vida humana enajenada. Su movimiento -la producción y el consumo- es la manifestación sensible del movimiento de toda la producción pasada, es decir, de la realización o realidad del hombre.

Marx afirma que la propiedad privada es el resultado del trabajo enajenado, ahora bien, es la propia alienación de este trabajo la que impide la actividad libre, consciente y universal a través de la cual el hombre puede expresar su verdadera esencia humana. Nuestro autor no reduce la enajenación al ámbito del trabajo y de la producción sino que la amplía al campo del fruto de este trabajo,  el de la cosa producida que termina siendo ajena al trabajador, es decir, que le es enajenada.

El producto del trabajo enajenado se convierte en mercancía, se cosifica en el mercado de la misma manera que también se vuelve mercancía el trabajador y hasta las propias relaciones sociales desplegadas en el mundo  del trabajo

10) Religión, familia, Estado, derecho, moral, ciencia, arte, etc., no son más que formas especiales de la producción y caen bajo su ley general. La superación positiva de la propiedad privada como apropiación de la vida humana es por ello la superación positiva de toda enajenación, esto es, la vuelta del hombre desde la Religión, la familia, el Estado, etc., a su existencia humana, es decir, social.

Todo el entramado cultural, político, jurídico y social queda fagocitado por el sistema de producción y más concretamente por lo que constituye su verdadero centro motor, el trabajo alienado. Marx, superando la concepción de Feuerbach sobre el ser humano como un ser contemplativo y socialmente indiferenciado, alcanza a definir al ser humano como un ser esencialmente social, perteneciente a una clase social y determinado por el entramado económico en el que habita y desarrolla su vida. Son las condiciones materiales de la existencia del ser humano las que lo constituyen como tal ser humano. En esto último Marx supera al pensamiento de Feuerbach para quien la religión, la sociedad y el poder político son simples especulaciones abstractas, meras ideas desconectadas de las condiciones materiales de vida en las que efectivamente tiene lugar la vida de los seres humanos.

Religión, familia, Estado, derecho, moral, ciencia, arte… son instancias que quedan dentro de una esfera que las engloba a todas: la esfera de la economía, el sistema de producción (o modo de producción) que tiene por base el trabajo alienado y su consecuencia natural, la propiedad privada.

Por ello, la superación de la enajenación del trabajo abre el camino a la emancipación de todos los otros tipos de enajenación (religiosa, política, social…)

11) La enajenación religiosa, como tal, transcurre sólo en el dominio de la conciencia, del fuero interno del hombre, pero la enajenación económica pertenece a la vida real; su superación abarca por ello ambos aspectos. Se comprende que el movimiento tome su primer comienzo en los distintos pueblos en distinta forma, según que la verdadera vida reconocida del pueblo transcurra más en la conciencia o en el mundo exterior, sea más la vida ideal o la vida material. El comunismo empieza en seguida con el ateísmo (Owen), el ateísmo inicialmente está aún muy lejos de ser comunismo, porque aquel ateísmo es aún más bien una abstracción...

Marx se fija ahora en dos formas de alienación: la alienación religiosa y la alienación económica. La primera se sitúa en lo que más tarde va a llamar superestructura; y la segunda, en la infraestructura, en la base económica de la sociedad. La superación de la situación de alienación humana se puede iniciar desde la esfera ideológica (en este caso, religiosa) o desde la esfera económica, a la que Marx llama “vida real”. La superación de la alienación ideológica se inicia en países atrasados económica y socialmente, como fue la Alemania de la primera mitad el siglo XIX (por otra parte, muy avanzada intelectualmente). Allí el ateísmo es la primera forma de superación de la alienación humana, porque prescinde de un Dios que se presenta opuesto al hombre. La superación de la alienación económica se inicia en un país como Francia, más desarrollado en aquella época social y económicamente que Alemania.

12) La filantropía del ateísmo es, por esto, en primer lugar, solamente una filantropía filosófica abstracta, la del comunismo es inmediatamente real y directamente tendida hacia la acción.

Aun así, el ateísmo es solo una superación teórica de la alienación porque se realiza únicamente en el plano del a conciencia y no en la vida real. La superación real está volcada a la praxis, a la acción


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