8) Es fácil ver la necesidad de que todo el movimiento revolucionario
encuentre su base, tanto empírica como teórica, en el movimiento de la
propiedad privada, en la Economía.
Para superar la propiedad privada
no solo basta negarla empíricamente, sino también teóricamente, para lo que es
necesario realizar un análisis económico profundo del funcionamiento del
capitalismo.
9) Esta propiedad privada material, inmediatamente sensible, es la
expresión material y sensible de la vida humana enajenada. Su movimiento -la
producción y el consumo- es la manifestación sensible del movimiento de toda la
producción pasada, es decir, de la realización o realidad del hombre.
Marx afirma que la propiedad
privada es el resultado del trabajo enajenado, ahora bien, es la propia
alienación de este trabajo la que impide la actividad libre, consciente y
universal a través de la cual el hombre puede expresar su verdadera esencia humana.
Nuestro autor no reduce la enajenación al ámbito del trabajo y de la producción
sino que la amplía al campo del fruto de este trabajo, el de la cosa producida que termina siendo
ajena al trabajador, es decir, que le es enajenada.
El producto del trabajo enajenado
se convierte en mercancía, se cosifica en el mercado de la misma manera que
también se vuelve mercancía el trabajador y hasta las propias relaciones
sociales desplegadas en el mundo del
trabajo
10) Religión, familia, Estado, derecho, moral, ciencia, arte, etc., no son
más que formas especiales de la producción y caen bajo su ley general. La
superación positiva de la propiedad privada como apropiación de la vida humana
es por ello la superación positiva de toda enajenación, esto es, la vuelta del
hombre desde la Religión, la familia, el Estado, etc., a su existencia humana,
es decir, social.
Todo el entramado cultural,
político, jurídico y social queda fagocitado por el sistema de producción y más
concretamente por lo que constituye su verdadero centro motor, el trabajo
alienado. Marx, superando la concepción de Feuerbach sobre el ser humano como un
ser contemplativo y socialmente indiferenciado, alcanza a definir al ser humano como un ser esencialmente social, perteneciente a una clase social y
determinado por el entramado económico en el que habita y desarrolla su vida.
Son las condiciones materiales de la existencia del ser humano las que lo
constituyen como tal ser humano. En esto último Marx supera al pensamiento de
Feuerbach para quien la religión, la sociedad y el poder político son simples
especulaciones abstractas, meras ideas desconectadas de las condiciones
materiales de vida en las que efectivamente tiene lugar la vida de los seres humanos.
Religión, familia, Estado,
derecho, moral, ciencia, arte… son instancias que quedan dentro de una esfera
que las engloba a todas: la esfera de la economía, el sistema de producción (o modo de producción) que
tiene por base el trabajo alienado y su consecuencia natural, la propiedad
privada.
Por ello, la superación de la
enajenación del trabajo abre el camino a la emancipación de todos los otros
tipos de enajenación (religiosa, política, social…)
11) La enajenación religiosa, como tal, transcurre sólo en el dominio de la
conciencia, del fuero interno del hombre, pero la enajenación económica
pertenece a la vida real; su superación abarca por ello ambos aspectos. Se
comprende que el movimiento tome su primer comienzo en los distintos pueblos en
distinta forma, según que la verdadera vida reconocida del pueblo transcurra
más en la conciencia o en el mundo exterior, sea más la vida ideal o la vida
material. El comunismo empieza en seguida con el ateísmo (Owen), el ateísmo
inicialmente está aún muy lejos de ser comunismo, porque aquel ateísmo es aún
más bien una abstracción...
Marx se fija ahora en dos formas
de alienación: la alienación religiosa y la alienación económica. La primera se
sitúa en lo que más tarde va a llamar superestructura; y la segunda, en la
infraestructura, en la base económica de la sociedad. La superación de la
situación de alienación humana se puede iniciar desde la esfera ideológica (en
este caso, religiosa) o desde la esfera económica, a la que Marx llama “vida
real”. La superación de la alienación ideológica se inicia en países atrasados
económica y socialmente, como fue la Alemania de la primera mitad el siglo XIX
(por otra parte, muy avanzada intelectualmente). Allí el ateísmo es la primera
forma de superación de la alienación humana, porque prescinde de un Dios que se
presenta opuesto al hombre. La superación de la alienación económica se inicia
en un país como Francia, más desarrollado en aquella época social y
económicamente que Alemania.
12) La filantropía del ateísmo es, por esto, en primer lugar, solamente una
filantropía filosófica abstracta, la del comunismo es inmediatamente real y
directamente tendida hacia la acción.
Aun así, el ateísmo es solo una
superación teórica de la alienación porque se realiza únicamente en el plano
del a conciencia y no en la vida real. La superación real está volcada a la
praxis, a la acción
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