lunes, 25 de abril de 2016

Comentario de texto.Texto 23



 Texto 23

“La propiedad privada nos ha hecho tan estúpidos y unilaterales que un objeto sólo es nuestro cuando lo tenemos, cuando existe para nosotros como capital o cuando es inmediatamente poseído, comido, bebido, vestido, habitado, en resumen, utilizado por nosotros. Aunque la propiedad privada concibe, a su vez, todas esas realizaciones inmediatas de la posesión sólo como medios de vida y la vida a la que sirven como medios es la vida de la propiedad, el trabajo y la capitalización.

En lugar de todos los sentidos físicos y espirituales ha aparecido así la simple enajenación de todos estos sentidos, el sentido del tener. El ser humano tenía que ser reducido a esta absoluta pobreza para que pudiera alumbrar su riqueza interior (sobre la categoría del tener, véase Hess, en los Einnundzwanzig Bogen).

La superación de la propiedad privada es por ello, la emancipación plena de todos los sentidos y cualidades humanos.”


Exposición de la temática del texto

En este capítulo del tercer manuscrito, perteneciente a los “Manuscritos de economía y filosofía”, de donde se extrae el fragmento, Marx reflexiona acerca de las consecuencias del trabajo alienado y de manera muy particular sobre su resultante más decisiva, la propiedad privada. El comunismo se presenta en principio como la mejor forma de superar los efectos nocivos que para la humanidad tiene la pervivencia de este régimen de propiedad. Tras un análisis crítico de las distintas formas en que el comunismo se puede materializar Marx plantea el comunismo como plena emancipación y apropiación por parte del ser humano de su esencia genérica.

Liberado de la servidumbre que constituye la propiedad privada surge el hombre como auténtico ser social, es decir, como ser para sí al tiempo que para los demás. En este nuevo escenario, el ser humano como género, es decir, el ser humano que actúa no como individuo aislado sino como miembro del género humano al que pertenece y libre de las ataduras del trabajo enajenado, hace de su trabajo auténtica vida social en la que como sujeto se trata a sí mismo y a los demás como sujeto eminentemente social.

La propiedad privada ha conseguido que para el ser humano cualquier objeto utilizado, que es un medio de vida, lo sea para la vida de la propiedad, el trabajo y la capitalización; de manera que el ser humano ha perdido la capacidad de relacionarse de acuerdo a sus determinaciones esenciales, abierto a los  sentidos y cualidades humanas, reduciendo lo diverso de la experiencia con las cosas a la mera posesión. El sentido del tener ha sustituido al ser, a las potencialidades propiamente humanas, reduciendo la condición humana. Pero de ahí brotará un ser nuevo: el ser humano plenamente emancipado. Y ello sucederá con la superación de la propiedad privada como plena emancipación de todos nuestros sentidos y cualidades, una emancipación que libera al hombre de las ataduras del mero poseer; haciendo que la relación con las cosas sea una relación humanizada, una relación en la que la necesidad y el goce habrán perdido su naturaleza egoista. Esto sucederá con el comunismo desarrollado..

Justificación desde la posición filosófica del autor.

El comunismo podría definirse como la organización política, social y económica basada en la comunidad de los medios sociales de producción y de los bienes que con ellos se producen. Es la superación de la propiedad privada y del estado de alienación y deshumanización generalizado que esta produce.

En general, por enajenación, o alienación, viene a significar “enajenación” o “extrañación”: la situación del ser humano de estar en otro, en algo ajeno: no tiene el control de su propio pensamiento, ni, por supuesto, el control de sus propias decisiones, dependiendo de un poder que le resulta extraño. El trabajo enajenado (alienado) separa al ser humano de su propia esencia y hace de la vida de ese ser humano algo separado de su ser como género (humano). Podemos señalar varios tipos de alienación: la alienación social, política, ideológica y religiosa. Pero el tipo de alienación que es el fundamento de las anteriores, es la alienación económica. Esta alienación tiene lugar cuando el producto del trabajo pasa a ser propiedad de otro, del propietario de los medios de producción, y tanto el producto fabricado como el propio trabajador se convierten en mercancías. El producto se queda en el mercado y el trabajador no consigue realizarse en el proceso productivo, sino que sufre y se deshumaniza, convirtiéndose en una cosa entre las demás que también puede ser vendida y comprada (su fuerza de trabajo) en el mercado.

El hecho de que este estado de alienación se conserve sin que un proceso de liberación conduzca a la desalienación de la humanidad, que se producirá con el comunismo, se debe a la ideología. Por ella se entiende al conjunto articulado de conceptos, símbolos, mitos, creencias, valores e ideas que se dan en una situación determinada y que pretenden explicarla, justificarla y, en la medida de lo posible, perpetuarla. Cuando a lo que asistimos es a un estado de dominación (del hombre sobre la mujer, o de una clase social sobre otra), la ideología se convierte en un instrumento para garantizar tal dominio de manera que sea aceptado por el dominado sin necesidad de acudir a otros procedimientos, como la violencia física. En definitiva, la ideología es una representación falsificada de la realidad creada con el objeto de ocultar las desigualdades económicas, sociales y políticas a aquellos que las sufren, una forma de generar una “falsa conciencia” de la realidad con el objetivo de mantener en la pasividad a las clases subalternas.

La explicación de la alienación a partir de la actividad productiva del ser humano encuentra su raíz en lo que constituye la naturaleza humana. El trabajo, la producción entendida como actividad práctico-productiva, constituye la esencia del ser humano (el ser humano se diferencia de los animales a partir del momento en que empieza a producir sus medios de vida). Es un animal no solo sociable, sino que consiste y se constituye en la sociedad; y su naturaleza consiste en la producción de su vida, que lo constituye en una doble relación: con la naturaleza y con los otros seres humanos, con la sociedad (relación social). En consecuencia, la esencia humana es, en realidad, el conjunto de las relaciones sociales. La alienación del ser humano se produce, entonces, en una determinada estructuración económico social histórica (con el trabajo enajenado y a propiedad privada); no en vano el ser humano mismo es histórico.

Al plantear la radicalidad del ser humano como ser natural humano y como sujeto, podría entenderse el marxismo como un humanismo. Humanismo porque promueve una crítica y una lucha contra la alienación del ser humano, que tiene como fin acabar con su explotación, con su conversión en cosa, y lograr su liberación.  Porque niega la existencia de un ser distinto y superior a la naturaleza y al ser humano. Por último, es un humanismo en cuanto que Marx afirma (sobre todo en el período juvenil, al que pertenecen los Manuscritos), que el ser humano es el principio de la sociedad, el sujeto de la historia y, en consecuencia, la base explicativa de su concepción teórica del mundo y de la historia. Pero junto a la radicalidad del ser humano como sujeto, se da también su relacionalidad y su carácter de resultado, en cuanto el ser humano es el conjunto de las relaciones sociales, con lo que podría considerarse resultado de un todo que lo configura y explica. Y si es resultado, difícilmente puede ser principio teórico-científico de explicación de la sociedad y de la historia (humanismo).

La integración y superación de esta aparente contradicción puede entenderse a partir del materialismo histórico, la teoría científica propuesta por Marx para explicar la estructura y el cambio de las sociedades. De ella podemos extraer las siguientes tres tesis:1) El factor determinante de historia es la relación entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. La historia consiste, en último término, en el proceso real de la producción material de la vida, la sucesión de los modos de producción. El motor de la historia es, pues, la lucha de clases. 2) En la historia, en la determinación y la configuración de su desarrollo se da una relación dialéctica entre la infraestructura (estructura económica) y la sobreestructura, si bien el fundamento económico constituye, en última instancia, el principio de explicación. 3) El vector o fin al que se dirige la historia es la desaparición de las clases y la instauración del comunismo. La marcha de la historia, acelerada por la acción del proletariado, finalizará en una sociedad comunista, acabando con las alienaciones y permitiendo la realización total del ser humano. Pero ello no podría suceder si el proletariado, la clase social explotada y alienada, no asume esa condición de sujeto revolucionario. La síntesis entre humanismo y dialéctica de la historia surge, por tanto, con la posibilidad de que los individuos que componen el proletariado, adquiriendo conciencia de su situación, conciencia de clase, puedan superar el estado de alienación y conciencia ideologizada accediendo al ideal revolucionario. El comunismo sería la plena emancipación y apropiación por parte del ser humano de su esencia genérica. En esto consiste el comunismo desarrollado que Marx propone en el texto comentado.




Texto 22


Texto 22

“4º) Comoquiera que la propiedad privada es sólo la expresión sensible del hecho de que el hombre se hace objetivo para sí y, al mismo tiempo, se convierte más bien en un objeto extraño e inhumano, del hecho de que su exteriorización vital es su enajenación vital y su realización su desrealización, una realidad extraña, la superación positiva de la propiedad privada, es decir, la apropiación sensible por y para el hombre de la esencia y de la vida humanas, de las obras humanas no ha de ser concebida sólo en el sentido del goce inmediato, exclusivo, en el sentido de la posesión, del tener. El hombre se apropia su esencia universal de forma universal, es decir, como hombre total. Cada una de susrelaciones humanas con el mundo (ver, oír, oler, gustar, sentir, pensar, observar percibir, desear, actuar, amar), en resumen, todos los órganos de su individualidad, como los órganos que son inmediatamente comunitarios en su forma (VII), son, en su comportamiento objetivo, en su comportamiento hacia el objeto, la apropiación de éste. La apropiación de la realidad humana, su comportamiento hacia el objeto, es la afirmación de la realidad humana; es, por esto, tan polifacética como múltiples son las determinaciones esenciales y las actividades del hombre; es la eficacia humana y el sufrimiento del hombre, pues el sufrimiento, humanamente entendido, es un goce propio del hombre.”

4-Exposición del tema del texto.

En este capítulo del tercer manuscrito, perteneciente a los “Manuscritos de economía y filosofía”, de donde se extrae el fragmento, Marx reflexiona acerca de las consecuencias del trabajo alienado y de manera muy particular sobre su resultante más decisiva, la propiedad privada. El comunismo se presenta en principio como la mejor forma de superar los efectos nocivos que para la humanidad tiene la pervivencia de este régimen de propiedad. Marx procede a continuación a un análisis crítico de las distintas formas en que el comunismo se puede materializar. En el fragmento, en concreto, Marx plantea el comunismo desarrollado, modelo de sociedad en la que el que el ser humano se encuentra plenamente emancipado, como plena emancipación y apropiación por parte del hombre de su esencia genérica.

El concepto de propiedad privada expresa la apropiación inmediata del objeto físico que deshumaniza (aliena, enajena), al hombre, lo vuelve extraño a sí mismo, a su propia acción y al fruto de su trabajo, ajeno a sí mismo.

Esta apropiación genera un goce inmediato que se deriva del mero poseer, la mera tenencia del algo, pero al mismo tiempo esa apropiación es privación de la realidad esencial del hombre puesto que anula el carácter múltiple que tienen las relaciones del hombre con las cosas del mundo, reduce lo diverso de la experiencia con las cosas del mundo a lo unidimensional de la sola posesión.

Superar la propiedad privada supone una modificación profunda de la forma de apropiación devolviéndole su carácter humano, diverso, multilateral y por tanto abierto a todos los sentidos y cualidades humanos.

En este texto se aprecia que Marx inscribe los sentidos en el mismo proceso de humanización y socialización que es la historia de la humanidad. Solo para un sentido plenamente humano puede darse un objeto plenamente humanizable y los objetos cuya única dimensión es la de ser poseídos no alcanzan esa categoría.